La Travesía del Archidios I: El alzamiento del consejo

Desde los albores de la existencia, los grandes misterios del universo han seguido prevaleciendo desde la conciencia humana y en la mayoría de los seres vivos que yacen en estas grandes constelaciones. “¿Como fue el inicio?”, “¿Cómo nos crearon?”, “¿Quién nos creó?”, son preguntas que hoy en día forman parte de un ciclo sin fin… un ciclo creado por la extinción de una raza muy antigua. Desde los inicios hemos pensado en seres divinos, superiores y omnipotentes que nos dieron una conciencia; a esos seres los hemos bautizado como dioses.

En el planeta Tierra, la fuerza divina que encabeza a todas y la superior es el dios Yahvé, quien se le ha nominado como creador de todo lo que nos rodea y fuerza suprema del universo. ¿Pero en verdad es así? Hace poco mencioné una raza antigua, más antigua que los dioses. Esta raza fue conocida una vez como Archidioses.

Capitulo 1: Génesis

Hace mucho tiempo, solo existía la Nada, un inmenso terreno infinito que albergaba todo lo que en aquel entonces se conocía como “espacio”. Desde dos zonas diferentes habían dos luces, dos pequeños resplandores, uno de color rojo y otro azul; ambas luces, como luciérnagas, se movían a voluntad por todo ese gran terreno. Durante mucho tiempo, esas dos luces fueron creciendo y tomando forma, traspasaban una etapa de desarrollo y evolución. Ambas luces, en cierto sentido, se habían convertido como las dos estructuras principales de la Nada, eran sus únicas fuentes vitales. El tiempo que transcurrió durante su crecimiento era indefinido, ya que el tiempo en ese entonces no tenia significado, todo era igual. Después de tanto, ambas luces habían llegado a su etapa final, largas extremidades habían crecido desde su resplandor: dos brazos, dos piernas, una cabeza, dos ojos, dos orejas y una nariz. Ambos seres tomaron una forma masculina. El que representaba el resplandor rojo llevaba un cabello negro y largo hasta la espalda y sus ojos eran amarillos, el otro llevaba el cabello blanco y corto algo en puntas, y sus ojos eran blancos y brillantes; ambos seres se dieron un nombre, el de cabello negro y largo se llamaba Balrog, y el de pelo blanco se llamaba Anather; ambos eran hermanos y los únicos seres consientes de la Nada.

Los dos observaban con precisión su alrededor, notaron el vacío que los rodeaba, por lo cual ambos tomaron la decisión de cambiar el terreno que por mucho tiempo contemplaron y divagaron sin rumbo. Ambos hermanos extendieron sus dos brazos izquierdos y con la mano derecha se habían hecho una pequeña herida, de inmediato una gota negra y oscura salía de sus brazos, una vez que la gota había hecho contacto con la Nada, ambas se extendieron y cubrieron todo el gran terreno. Anather con sus ojos blancos y brillantes había creado pequeñas rocas luminosas que esparció por todo el gran terreno, estas rocas luminosas se les conocían como “estrellas”, las cuales albergaban todo el lugar. Balrog y Anather bautizaron este nuevo terreno como Universo. A ambos hermanos se les conoció como “Los Hermanos del Génesis”.

Balrog y Anather comenzaron a divagar por el Universo, no había muchas señales vitales a su alrededor, por lo tanto, decidieron crear un punto de reunión, un lugar donde ambos pudieran vivir sin necesidad de divagar en un espacio oscuro que solo era iluminado por estrellas, por lo cual, juntos crearon una gran superficie ovalada y reforzada con tierra y rodeadas por 3 anillos de rocas, habían creado un planeta al cual llamaron Cethus, el primer planeta en crearse. Temporada tras temporada en los confines del universo la sangre de ambos hermanos que rodeaba todas las constelaciones comenzaban a generar nuevas esferas de luz que comenzaron a desarrollarse poco a poco, siendo llamadas y llevadas a Cethus. Una por una, las esferas ya evolucionadas y con nueva forma se incorporaron en Cethus, donde comenzaron a formar parte de la primera comunidad que nació en el universo, fueron llamados Archidioses.
Cada Archidios que se incorporaba al planeta poseía una habilidad única. Al final, se habían reunido 5 Archidioses diferentes, y cada uno encabezaba una familia. Fueron electas tres familias como las más importantes y principales, los hermanos Balrog y Anather representaban a La Familia del Espacio, aquellos que habían creado el universo y toda materia existente; el segundo era Wysel, quien representaba La Familia del Tiempo, aquellos que crearon un ciclo repetitivo en el espacio, que representaba el transcurso del universo; y de tercero era Kanon, líder de La Familia de la Vida, aquellos cuya energía creaba el núcleo vital de seres orgánicos. A partir de ahí, las familias unidas comenzaron una era de creación, pusieron a prueba sus poderes para crear un gran reino, el mayor reino jamás creado liderado por ellos. Iniciaron la creación de planetas, que formarían parte de un gran terreno determinado como Galaxia. Fueron creadas 40 galaxias en total, y la más importante era la galaxia que se encontraba en los confines del universo, llamada Animus, donde residían los Archidioses, todos incorporados en Cethus.

Fue así como el primer reinado comenzó, la Era de los Archidioses había iniciado.

valla, algo oscuro pero muy buena la trama de inicio, no puedo esperar a ver el resto!

Qué pasada, me encantó esa trama inicial, creo que puedes sacar mucho de este fic

Capitulo 2: Yahvé y Dénahor, la lucha de dioses (1/2)

Después de varios años desde la creación de las galaxias, los planetas y seres vivos que habitaban en ellos, los Archidioses sabían que tendrían que cuidar bien cada planeta, asegurarse de que el reino que habían creado no se viniera abajo. Por lo tanto, en una pequeña reunión en Cethus las familias discutieron un nuevo sistema de orden para cada galaxia. Se encontraban los 5 líderes de las familias reunidos en un gran círculo, en ese momento Balrog pasó al centro y comenzó a explicar la situación.

-Hermanos, Anather y yo hemos discutido y hemos tomado en cuenta el gran poder que poseemos todos nosotros, y el gran reino que hemos alzado. Pero hay que tener en cuenta que a pesar de ello, el poder que hemos expandido a través del universo también puede perder el control, no solo en el espacio, sino también en los seres consientes que hemos creado- Dijo Balrog de manera razonable.

En ese momento Anather tomó la palabra y continuó explicando el plan. -Por lo tanto, se nos ocurrió una idea, nosotros los Archidioses debemos encargarnos del universo en si, pero para pequeños detalles como los planetas, una buena solución sería crear nuevos seres que tomen ese cargo. Seres creados con parte de nuestra sangre y poder, a los cuales serán conocidos como dioses, cada uno dotado con habilidades que lo ayudarían a regir una galaxia completa-

Después de un momento de pensarlo y discutirlo, las demás familias accedieron a la idea y comenzó el proceso de creación. En la creación de seres como los humanos y otros habitantes de los demás planetas fue necesario el poder de las tres familias principales (Espacio, Tiempo, y Vida) para su desarrollo, e incorporar cuerpo, vida y proceso de envejecimiento por el que todos debían pasar. Pero para esta nueva raza conocida como dioses, necesitarían el poder de todas las familias para poder definirse como “seres divinos”. Los dioses tendrían todas las habilidades de los archidioses en su solo cuerpo, con un nivel más reducido para no llegar a nivelarse a un archidios original. Fueron creados 40 dioses, uno para cada galaxia, cada uno sería el encargado y representante de esos territorios que constituían el Universo.

Luego de haber sido creados, fueron llevados inmediatamente a Atros, la ciudad donde toda la familia del Espacio vivía, una gran y asombrosa ciudad rodeada por un gran muro construido en forma circular y zigzag, ubicada en las montañas del Norte de Cethus; en el centro de la ciudad había un gran castillo, donde albergaban los hermanos Balrog y Anather, gobernantes de la ciudad. Cuando los 40 dioses fueron trasladados al castillo Balrog y Anather asignarían a cada dios una galaxia específica bajo su cuidado. Todos los dioses que habían creado tenían las mismas habilidades y manera de pensar, lo único que se podría diferenciar entre ellos era su apariencia, pero del resto eran como “clones”, por así decirse. Después de haber dado el cargo y enviado a sus respectivas galaxias a 39 dioses, solo quedaba uno, el cual debía ser asignado a la Galaxia Vía Láctea, la segunda galaxia creada después de Animus. Todas las familias veían esa galaxia de un modo especial, ya que por haber sido la segunda galaxia donde su verdadero esfuerzo de formación y creación se puso a prueba pensaron que necesitaba un “trato especial” de su parte, por lo tanto, el último dios que quedaba era diferente a todos los demás, tenía una manera de pensar más consciente y propia, y habilidades mas únicas; este dios era conocido con el nombre de Yahvé, el cual poseía una barba blanca, cabello largo y blanco, vestido en túnica y armadura, con ojos brillantes. El proceso de su creación fue encargado y desarrollado a la idea de Balrog.

-Yahvé, fuiste creado para cuidar y gobernar uno de nuestros mayores y orgullosos logros terrenales, la segunda galaxia del Universo, la Vía Láctea. Guiándote por nuestras normal establecidas, deberás hacerte valer y demostrar su destreza al llevar esa galaxia a la evolución y una nueva era- Dijo Balrog parado en frente de Yahvé.

Al momento que Yahvé partiría a la galaxia, la gran voz de Anather se escuchó por toda la gran sala
-¡Espera un momento, hermano!- Dijo mientras entraba a la sala y se acercaba a Balrog.
-Anather, ¿Qué sucede?- preguntó Balrog.
-Sucede, hermano, que aún no se puede elegir bien al gobernante de la segunda galaxia- Anather miraba a Balrog y luego pone sus ojos frente a Yahvé -Este dios, cuya creación estuvo bajo tu dirección, no puede ser el gobernante de la vía Láctea… aun-
Balrog sin entender las palabras de Anather se acercó y preguntó -¿Pero de que estás hablando? Ya 39 galaxias fueron asignadas, solo queda una galaxia, y solo queda un dios-
Anather suelta una pequeña carcajada mientras explica -Permíteme mostrártelo- Anather alza su mano señalando a la puerta -Ya puedes pasar- En ese momento una ser encapuchado se asoma por la puerta y entra a la sala. -Permíteme presentarse a Dénahor, dios y candidato para La Vía Láctea- Dénahor se quita su capucha y muestra su forma: cabellera corta y en punta como Anather pero de color negro, símbolos extraños por toda su cara, portaba una gran armadura dorada y brillante con el sello de la familia del espacio en su pecho.
Balrog sorprendido le dice -¿Pero qué significa esto? Anather, recuerdas bien que planeamos bien que solo serian 40 dioses, ¿Que hace este aquí?-
-Tú mismo dijiste que la Vía Láctea necesitaba un trato especial, así que no pensé que sería justo que tú solo dirigieras el creación de tu dios, así que pensé que sería buena idea crear el mío propio- Justificó Anather.
-Esto es absurdo, sabías bien que solo crearíamos a un dios, dos dioses no pueden gobernar una sola galaxia- Dijo Balrog algo molesto.
-Tienes razón, hermano- Contestó Anather de forma confiada -Necesitamos escoger a uno, aquel que sea el más digno y poderoso para poder ocuparse de nuestra valiosa obra maestra-
-¿A dónde quieres llegar?- Preguntó Balrog.
Anather se sentó en su trono del gran salón –Tu quieres que Yahvé sea elegido, yo quiero que Dénahor sea elegido. Entonces la única manera de decidirlo, es en un duelo-
-¿Duelo?- Preguntó Balrog sorprendido.
-Exacto. Un duelo a muerte. El que salga victorioso, tendrá el honor de volverse el gobernante de la segunda galaxia- Respondió Anather

Balrog fijando directamente la mirada contra Anather se preguntaba así mismo cuáles eran sus intenciones. -Esto es absurdo- Contestó.

En ese momento Yahvé se acerca a Balrog y le dice -Mi Señor, si alguno de los dos necesita ser escogido para gobernar La Vía Láctea, y si es necesario un duelo para ello, entonces yo acepto-
Balrog observaba dudosamente a Yahvé, y en el momento que contestaría, Anather interrumpe -¡Perfecto! Está decidido. El duelo se llevará a cabo dentro de una hora, entonces tendremos a nuestro dios elegido- Dice Anather confiado y sonriente -Ahora, hermano, si me disculpas yo y Dénahor nos retiramos, debo prepararlo para el duelo- Anather sale del salón y Dénahor sin decir ni una palabra y con una mirada perdida y seria lo sigue.

Balrog y Yahvé quedan solos en el salón. Mientras Yahvé se retira a prepararse para el combate, Balrog pensativamente se sienta en su trono y cierra sus ojos, preguntándose las intensiones de Anather con esto.

Continuará en la parte 2...

Waaaaaah ME CORRO! okno ._.''

Qué genial el capítulo, se pone cachondo interesante.

Espero con ansia el siguiente, me muero de ganas por ver la batalla.